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sábado, 13 de marzo de 2010

La televisión Educativa Cubana dando una mirada de fuera

Hoy es habitual en la televisión cubana los programas de corte culinario, tres de los cuatros canales con alcance nacional tiene al menos un programa con estos fines. Tal vez me he dejado llevar por esta corriente o porque soy de los que disfruto, no los programas referidos, pero si de una buena comida hecha a la cubana.

Siguiendo el ejemplo de Nitza Villapoll, que sí elaboraba ella sus platos y no parecía un moscón metido en la cocina de otro, molestando y esperando a que acabara la cocción para aplaudir o criticar el plato, me permito ofrecer algunos consejos rápidos y concretos para la producción de materiales audiovisuales con fines educativos. Partiendo de que no hay ningún gran cocinero que no haya empezado imitando las recetas que veía hacer a alguien. Quizás la TV educativa se parece algo a la cocina. Es decir, en primer lugar buena materia prima -buena formación del docente en pantalla, excelentes contenidos, después buenas estrategias innovadoras y por último un contexto donde elaborar materiales para la educación sea digno de llevarse a cabo.

Espero que estas pautas sencillas, puedan ser útiles para que con el tiempo cada uno vaya realizando su propia “receta”, añadiéndole sus propios ingredientes, deseche otros, pero siempre partiendo de una práctica reflexiva y creativa, como merecen nuestros estudiantes cubanos. Desde ya pido perdón a quienes con su razón no ven en el humor una manera de demostrar que hasta algo tan serio como enseñar por la TV no es incompatible con la sonrisa. Por otro lado, las recetas tienen que ver con la digestión y esta era una de las metáforas preferidas de Piaget para tratar la adquisición de conocimientos y también por Paulo Freire al referirse a la educación bancaria.

1. Váyase al mercado, al nacional, nunca al de productos extranjeros, recuerde “ Lo mío primero” y adquiéranse unos buenos contenidos, frescos y saludables. Es decir, no se deje impresionar por programas tradicionales, enciclopédicos que parecen serios porque es lo que se enseñó siempre, sino que considere que los contenidos (antes de ser cocinados por un teleprofesor) deben ser simplemente actualizados, diversos y significativos para la cultura contemporánea y en especial para la de nuestros estudiantes de hoy. Cumpliendo esas condiciones, el profesor de pantalla tendrá en realidad mucho donde elegir.

2. Lave bien esos contenidos, la higiene es fundamental en la cocina. Agua con todos los ingredientes adquiridos, con ella desprenda todo lo que no es verdaderamente necesario tratar. Recuerde que usted tiene un objetivo muy preciso y que no es el único que participará en el acto de degustar el plato. Confíe en que cuando se disfrute del plato, el shef del aula habrá creado un ambiente agradable, el estudiante estará preparado para recibirlo, todos lo estarán esperando con la boca “hecha agua”.

3. Tómese este contenido y téngase en cuenta que al ser cocinado en la televisión se transformará su peso, tamaño y apariencia, lo cual equivale a cambiar de naturaleza. Eso es lo llamamos tratamiento didáctico. El alimento en cuestión -ese nutriente básico para la mente del estudiante- debe ser preparado de tal manera que sea él mismo el que pueda saborearlo -que no es lo mismo que ingerirlo- él debe pensar, adivinar o encontrar cada paso que usted dio, cada ingrediente utilizado en cada momento, su relación con el contenido de otros platos, cada camino seguido para llegar al final y así desarrollar su capacidad de elegir otros platos, otros caminos e incluso otras culturas culinarias. Recuerde siempre que su comensal meta no es el paladar de los “gourmets” de su materia, ellos siempre lo van a criticar porque ellos no están en pantalla.

4. Si no tiene muchos recursos, que es lo más habitual, piense que en definitiva al estar en pantalla tienes más que el que está en su cocina-áulica, pero eso sí nunca deje de cocinar distinto al del aula. Practique la llamada “cocina de temporada”, , es decir cocinar o “didactizar” con lo que hay a mano en ese momento y no con lo que viene en la receta del libro de Don Vicente. Es decir, vayan a la calle, visiten fábricas, parques, museos, escuelas, entreviste maestros y estudiantes, husmee en archivos audiovisuales: legales o no (ICAIC, ICRT, CINED, Discoverys…), siembre sus propios condimentos con sus propias tecnologías, láminas, recursos informáticos, pequeñas animaciones…

5. No vaya en contra de los gustos culinarios de los estudiantes, sino más bien aprovéchese de ellos para que “coman” mejores alimentos cognitivos. Así, use el universo audiovisual de los estudiantes como instrumentos didácticos, recurra a las dramatizaciones con sus conductores favoritos, use los dibujos animados, no prescinda de las multimedias cuando sea posible, parta de su abanico musical y sonoro y llévelo a conocer otros.

6. Los mejores platos del mundo se cocinan a fuego lento. Preste atención al fuego para cocinar los ingredientes seleccionados, cada uno lleva un tiempo específico y el fuego lento garantiza no quede crudo y que tenga toda una amalgama de sabores. Por lo general los que expenden o transmiten lo que ud. elabora con tanto esmero, lo invitan a poner el fuego alto para poder terminar rápido y tener ganancias inmediatas. Recuerde siempre que estás elaborando una obra de arte, que quedará en el paladar y la mente de miles de estudiantes que no temen desechar lo que no les gusta y que estará enjuiciado por miles de colegas que han confiado en Ud. y han compartido. A las obras que hoy disfrutamos y han transcendido en el tiempo nadie les pudo poner tiempos, te imaginas como hubiese quedado la Gioconda, el Rapto de las Mulatas, Fresa y Chocolate, si a Da Vinci, a Mariano o a Titón le hubiesen pedido el encargo para mañana a las tres de la tarde.

7. Los buenos chef presentan siempre un menú “optativo y amplio” en vez de “obligatorio y estrecho”. Es decir, los distintos enfoques alternativos deben siempre estar presentes en la enseñanza de cualquier materia. Muestre siempre algoritmos de trabajo, caminos de solución, deje claro los objetivos…pero siempre de la opción de cada quien encuentre alternativas nuevas, nuevos ingredientes, condimentos propios y sobre todo presénteles sus principales fuentes o proveedores para que puedan beber directo de la fuente y no solo lo que ud. quiera brindarle, deje claro que ud. no es la única alternativa que otros textos y libros de cocina. Cada bocado debe provocar: curiosidad, emociones ante la temática presentada, el efecto de prestigio al conocer sobre el tema y también provocar nuevas dudas sobre la materia estudiada.

8. Siempre es bueno ofrecer una dieta variada, no sólo en lo que se refiere a los ingredientes sino a la manera de cocinarlos. Es decir, resulta fundamental repetir los platos, pero variando los recursos, condimentos y estrategias didácticas. Si el cerdo puede presentarse frito, en fricasé o asado también puede presentarse distinto el mismo teorema, ley o proceso. Cada porción deben resaltar el carácter utilitario o pertinencia de la temática abordada para la vida, para el desarrollo personal o profesional del estudiante, deben servir para acotar o resumir los contenidos esenciales tratados en la clase o como consolidación de aprendizajes ya adquiridos. Es preciso asombrar a los estudiantes, docentes y hasta a ti mismo. Alguien dijo que: “La perdida de la capacidad de asombro se llama rutina” y nada como ella para detener el aprendizaje. Sorpresa e interés son parientes cercanos y el inicio de un aprendizaje desarrollador.

9. Trabajar como shef en un programa de televisión es más complicado que en una cocina ordinaria, ya eso lo sabemos pero ya en el set el docente debe concebirse como un personaje dentro del audiovisual: un profesor pero en la pantalla. El gorro de cocinero, el delantal impecable, y los recursos dramatúrgicos que le permitan demostrar su don de la comunicación, son elementos vitales para mantener el producto comunicativo. Se necesita de presupuestos iniciales como la correcta dicción, el control de los ademanes corporales y la capacidad de actuar delante de una cámara. Sus principales armas son la naturalidad del lenguaje coloquial, la riqueza de vocabulario, la modulación en el tono de voz, de rostro expresivo que apoye su discurso. Debe concebirse por supuesto como un “conocedor del tema” pero sin prepotencias y auto suficiencia, sobre todas las cosas debe proponerse ser quien acompañe al estudiante a ir descubriendo el tema, la sazón de lo que se aprende y su influencia en una nutrición adecuada, su manifestación en la práctica y en la vida cotidiana.

10. Así, cocinar bien es una gustosa manera de hacer televisión educativa y no se puede ofrecer una buen producto comunicativo y didáctico si no se tiene pasión por él. Se dice que el amor entra por la cocina o que uno cocina mejor cuando está enamorado. Si no está enamorado o no está en disposición de correr riesgos, salga de la cocina.

En la cocina hay azúcar pero también hay sal y pimienta. Los mejores platos llevan siempre un poco de todas ellas pero en la “Dosis Exacta” pero eso ya es otro programa de la televisión nacional y yo solo iba hablar de los programas con vocación culinaria. Por ahora te deseo que lo que presentes en la mesa de tus estudiantes los obligue a decir “ SABROOOSO” .

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